La ansiedad es una respuesta natural al estrés, pero cuando se vuelve crónica, puede interferir en el funcionamiento diario. Se caracteriza por una sensación constante de preocupación, temor, e inquietud.
En cambio, la depresión va más allá de sentirse triste o tener un mal día. Es un trastorno del estado de ánimo que causa una sensación persistente de tristeza y pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban.
Si hiciéramos una línea en donde en un extremo está la ansiedad (como trastorno diagnosticado, en cualquiera de sus formas) y en el otro extremo está la depresión (dentro de los trastornos del estado del ánimo) lo más sano es estar cerca del centro, o levemente hacia un lado o hacia el otro, pendulando entre esos signos sin que se configure un trastorno con todas las letras.
Algunas claves para esto es detectar, por ejemplo, si lo que estamos sintiendo es algo que nos sucede un día puntual, o ante la aparición de un estímulo concreto, o es algo que comienza a acompañarnos.
También podemos preguntarnos, ¿qué grado de malestar nos genera la aparición de este síntoma? ¿Creemos que tenemos los recursos o herramientas necesarias para lidiar con ellos?
Por otro lado, cuanto mas interfiera en nuestras rutinas y hábitos saludables, mas necesario será tomar cartas en el asunto.
Cuanto más registro de lo que sentimos y pensamos vamos teniendo, más chances de poder hacer esta autoevaluación tenemos.
Autoayuda y manejo:
Técnicas de relajación, ejercicio regular, y una dieta balanceada pueden ayudar a mitigar los síntomas leves. Mantener una red de apoyo social también es clave.
Apoyo profesional:
Cuando los síntomas persisten o se agravan, es esencial buscar ayuda de un profesional de la salud mental. La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la medicación son tratamientos comunes y efectivos.
Recursos en el lugar de trabajo:
Muchas empresas brindan apoyo profesional y recursos a sus colaboradores a través de diferentes servicios como los Programas de Asistencia al Empleado, por ejemplo 1.
La depresión y la ansiedad son afecciones diferentes, pero con frecuencia se manifiesten juntas. Los tratamientos para ambas también son similares.
Los síntomas de ambos cuadros suelen mejorar con tratamientos psicoterapéuticos, y en algunos casos también es necesaria la medicación psicofarmacológica, como antidepresivos o ansiolíticos, o las dos opciones.
Los cambios en el estilo de vida, sostener conductas saludables, sin consumo de sustancias, mejorar los hábitos de sueño, aumentar el apoyo social, utilizar técnicas para reducir el estrés o hacer actividad física de forma regular, también pueden ser de ayuda.