En primer lugar debe destacarse el punto de que cuando los niños son de corta edad, y tienen que atravesar por situaciones que podrían resultar estresantes para ellos, es muy importante el lugar en el que los padres se ubican al momento de contener y acompañar el evento o la serie de los mismos. Tal es así, que esto puede llegar a determinar cómo el niño atraviese y procese emocionalmente dicho evento.
En el caso de las extracciones de sangre a niños muy pequeños, en edades que pueden ir de 0 a 2 años, en los cuales resulta dificultoso que lleguen a entender la situación como podrían llegar a hacerlo niños más grandes, resulta de relevancia cómo responda el adulto ante este suceso, en el sentido de que los niños pueden percibir la predisposición de este ante determinadas situaciones, y que además, en sus primeros momentos de vida van a ir aprendiendo por “modelado” las conductas y van a ir asimilando de esa manera las distintas vivencias y experiencias. Por esto es importante saber también, que reciben del adulto las “señales” que pueden llegar a tranquilizarlo, hacerlo sentir “a salvo” o en caso contrario, alterarlos y generarles estados de “alerta”.
Se suele tener la falsa idea de que los bebés recién nacidos o muy pequeños no sienten dolor, pero no es así. Los recién nacidos sienten dolor como lo sentimos los adultos porque las vías nerviosas que perciben y transmiten el dolor al cerebro ya están maduras.
El dolor es un estado físico y emocional. Los bebés perciben el dolor en el cuerpo, y es posible que también piensen en el dolor o lo recuerden, pero como no hablan, nos es difícil saber exactamente qué piensan. Por tal motivo, se debe hacer todo lo que esté al alcance para reducir la sensación de dolor y la ansiedad asociada.
En el caso de los niños un poco más grandes, el acompañamiento tiene otros matices, y otras maneras de ser abordado, en tanto que los recursos que se pueden emplear van en aumento, ya que los niños irán incorporando otro tipo de comunicación y entendimiento a medida que crezcan.
Qué pueden hacer los padres para ayudar
Un análisis de sangre puede ser una experiencia estresante tanto para los padres como para sus hijos. Por lo tanto, se pueden tomar medidas para facilitar el proceso.
Lo que los padres puedan hacer para ayudar a su hijo a prepararse para una extracción de sangre va a depender de la edad del mismo. Lo que puede ser efectivo para un niño de muy corta edad es a menudo diferente de lo que puede ayudar a un niño mayor.
La propia reacción de la madre o el padre ante una situación de estrés puede influir en la reacción del niño. Por ejemplo, si se demuestra preocupación porque el niño va a recibir un “pinchazo” a partir de la extracción de sangre, es posible que el niño lo perciba y se alerte o atemorice más de lo que está. Pero si, por el contrario, se demuestra calma, es muy posible que el niño se sienta más tranquilo.
En el caso de los niños más grandes, es importante ser honestos y poder contarles lo que va a suceder, y utilizar palabras que los tranquilicen y que también entiendan para explicarle, describirle la situación (de qué se trata, lo que va a sentir, cuánto va a durar, esto último puede se le puede explicar, por ejemplo, haciendo referencia a que va a durar menos que un comercial publicitario de la televisión).
Un modo de explicar lo que sucederá, puede ser el siguiente, describiendo los pasos:
Alrededor del brazo le pondrán una banda elástica: explicarle que estará ajustada, como si alguien le estuviera apretando el brazo.
Explicarle que la enfermera le pasará un algodón con alcohol en el brazo, y que eso se puede sentirun poco frío.
Decirle que le van a poner la aguja en su brazo y que la sangre va a entrar a la misma, que quizás le duela un poco ese pellizco que siente o quizás no.
Una vez que le hayan extraído la sangre, retirarán la aguja y le colocarán un pequeño vendaje en el lugar donde estuvo la aguja.
Decirle al niño por qué le tienen que extraer sangre.
Antes de la extracción, se le puede mostrar al niño agujas y equipos médicos de juguete, lo cual lo pueden ayudar a “familiarizarse” y sentirse menos intimidados en el momento de la extracción con la aguja rea.
Hacerle saber que es normal que no le guste eso que va a suceder y dejarlo que exprese lo que siente.
Es buena idea decirle al niño que el "trabajo más importante" es que permanezca quieto durante el procedimiento.
Explicarle que la cantidad que le van a extraer es muy pequeña. También puede decirle que el cuerpo produce sangre nueva todo el tiempo.
Veremos en cada etapa del niño, la mejor manera para poder atravesar este tipo de situaciones.
Niños de 0 a 12 meses
• Ponerlo al pecho o darle el biberón o chupete mientras le realizan el procedimiento que le causa dolor. La percepción de dolor disminuye cuando el bebé se siente protegido, acariciado y arrullado al calor de su madre o padre.
• Una voz suave, la música, los cuentos o las canciones para apartar la atención del bebé de un procedimiento médico o del dolor.
• El movimiento rítmico, lento y constante.
• Mantenerlo en una posición en la que esté más restringido su movimiento y en la que el bebé esté abrigado puede ser reconfortante.
• El método de la mamá canguro (contacto piel con piel), también ayuda a que el bebé esté más cómodo y alivia el dolor.
• Frotarle la piel o darle un masaje suavemente puede relajar los músculos y los nervios que envían los mensajes de dolor al cerebro.
Niños de 12 meses a 2 años
En el caso de los niños que tienen entre 1 y 2 años, se puede comenzar a incorporar el recurso lúdico para distraer el foco de atención respecto del pinchazo:
• Distraerlo con burbujas o juguetes que se mueven y hacen ruido. Los molinetes, las varitas mágicas y los juguetes con luces son muy útiles.
• Distraerlo, por ejemplo, con el siguiente método: pedir al niño que se imagine que su dedo es una vela y que trate de “apagar la llama” dando un gran soplido. Esto ayuda a relajarse, lo cual facilita la extracción de la sangre.
Niños de 2 a 4 años
• Agregar su juguete favorito para que pueda sostenerlo mientras se realiza la extracción de sangre.
• Sostenerle la mano o abrazarlo. Si es posible, quedarse con su hijo hasta que disminuya el dolor y la molestia.
Niños de 6 a 12 años
• Los juguetes con luces y sonidos aún pueden ser útiles si su niño tiene esta edad.
• Los videojuegos, los libros de «buscar y encontrar» y los animales de peluche u otros juguetes y/u objetos que traiga de su hogar también pueden ser de gran ayuda.
• Algunos niños mayores pueden recurrir a su imaginación para distraerse: se le puede proponer mientras dure la extracción de sangre, que cierre los ojos y se imagine un lugar o actividad favorita.
• El padre o la madre le pueden contar historias mientras tanto.
• Soplar burbujas es una actividad que, todavía, puede seguir distrayendo a un niño mayor. La respiración profunda que debe hacer para soplar las burbujas puede ayudarle a relajar.
Por otro lado, en el caso de los padres, como se dijo anteriormente, que los mismos estén tranquilos y confiados al momento de la extracción de sangre de su hijo, aumentará el nivel de comodidad de este último, por lo que despejar las dudas que tengan (los mismos padres) sobre el procedimiento que se aplicará al niño, puede ser de gran ayuda para disminuir la propia ansiedad ante la situación a atravesar.
Tanto para padres como para toda figura de cuidado, nos puede no resultar fácil cualquier tipo de intervención médica en nuestro bebé, pero es importante tener en cuenta que para él podrá ser más amena la intervención, si conseguimos tener un acompañamientos más asertivo frente a la situación, y también saber que si no lo conseguimos en un primer intento, un segundo nos podrá encontrar mejor parados.
Referencias:
https://www.bebesymas.com/salud-infantil/metodos-para-aliviar-el-dolor-en-los-bebes
https://www.childrensmn.org/myjourney/neonatal/educationmaterials/article/18625/el-dolor-en-los-bebes/
https://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/10/27/saluddelnino/1225094350.html
https://www.aboutkidshealth.ca/article?contentid=36&language=spanish