La psoriasis es un trastorno inflamatorio crónico, principalmente de la piel, que afecta a millones de personas en todo el mundo (1 al 3% de la población). Sin embargo, el alcance de su impacto va más allá de la piel.1
Estudios recientes indican un vínculo significativo entre la psoriasis y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares: enfermedad arterial coronaria, infarto y accidente cerebrovascular (ACV). Esta conexión resalta la importancia de una comprensión más profunda del riesgo cardiovascular para mejorar el cuidado y tratamiento de los pacientes con psoriasis.1
Hoy en día, sabemos que las enfermedades cardiovasculares se presentan con mayor frecuencia en las personas con psoriasis moderada y/o grave que en la población general.1
Este hecho podría deberse a que los pacientes con psoriasis frecuentemente presentan síndrome metabólico y otros factores de riesgo cardiovascular clásicos como obesidad, hipertensión, diabetes, dislipemia y tabaquismo.1
Sin embargo, se considera a la psoriasis como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares ya que aporta un componente nuevo: la inflamación crónica.1
Además, el riesgo de eventos cardiovasculares es mayor en aquellos pacientes con psoriasis severa (aquella que requiere fototerapia o tratamiento sistémico) y en pacientes con artritis psoriásica.2
¿Cómo se relacionan la psoriasis y el riesgo cardiovascular?
Inflamación crónica: el verdadero culpable
El riesgo cardiovascular de la psoriasis se puede explicar por varios mecanismos, pero el factor más importante es la inflamación sistémica (que afecta a todo el cuerpo) y crónica que ocurre en la psoriasis.2 Los componentes de la inflamación crónica de la psoriasis en la piel terminan afectando a las arterias.
El daño en las arterias lleva a la aterosclerosis, que es el endurecimiento y estrechamiento de las arterias que conduce a enfermedad arterial coronaria, infarto agudo de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Esta inflamación sistémica puede fomentar la formación de placas de ateroma en las arterias, incrementando el riesgo de eventos cardiovasculares.1,2
Factores de riesgo compartidos
Nuestros hábitos y nuestro estilo de vida juegan un rol fundamental en el manejo de la psoriasis y la salud cardiovascular.2
Aspectos de nuestra vida como la obesidad, el tabaquismo, la diabetes y un estilo de vida sedentario no sólo afectan la severidad de la psoriasis, si no que también son factores de riesgo conocidos para complicaciones cardiovasculares.2
Algunos de los factores de riesgo compartidos son:
Obesidad:
La obesidad puede empeorar la inflamación sistémica relacionada con la psoriasis. Además, el exceso de peso aumenta la carga sobre el corazón y los vasos sanguíneos, fomentando el desarrollo de hipertensión, diabetes y aterosclerosis, todos factores de riesgo para enfermedades cardíacas. La acumulación de grasa, especialmente alrededor el abdomen, se asocia con un estado inflamatorio que puede empeorar tanto la psoriasis como los problemas cardíacos.2
Tabaquismo:
El hábito de fumar cigarrillos no sólo tiene un impacto directo en la salud de la piel, empeorando los síntomas de la psoriasis, sino que también es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Fumar contribuye a la vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneso) y al daño en los vasos sanguíneos, aumentando la probabilidad de aterosclerosis y otros problemas cardíacos.3
Sedentarismo:
La falta de actividad física puede contribuir a la gravedad de la psoriasis y aumentar el riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares. El ejercicio regular, por otro lado, es un potente antiinflamatorio que puede ayudar a moderar los síntomas de la psoriasis y mejorar la salud del corazón, reduciendo el riesgo de hipertensión y mejorando la circulación y la función cardíaca.3
Diabetes:
La diabetes es otro factor crucial que relaciona la psoriasis con las enfermedades cardiovasculares. Las personas con psoriasis tienen un riesgo aumentado de desarrollar diabetes tipo 2, una enfermedad que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre y resistencia a la insulina. La diabetes agrava la respuesta inflamatoria en la psoriasis y puede dañar los vasos sanguíneos. Además, la resistencia a la insulina común en la diabetes se asocia con un perfil lipídico alterado y obesidad, ambos factores de riesgo cardiovascular clásicos.3
Síndrome metabólico:
El síndrome metabólico, un conjunto de condiciones que incluye obesidad abdominal, hipertensión, niveles elevados de glucosa en sangre, intolerancia a la insulina y un perfil lipídico anormal, se presenta con mayor frecuencia en personas con psoriasis.3 Este síndrome intensifica la inflamación sistémica y eleva el riesgo cardiovascular y de diabetes. La relación entre psoriasis y síndrome metabólico es bidireccional, es decir, pacientes con síndrome metabólico tienen mayor riesgo de desarrollar psoriasis y viceversa.3
Hipertensión:
La presión arterial alta es otro factor de riesgo cardiovascular que se observa con mayor frecuencia en pacientes con psoriasis. Esta condición puede ser tanto una consecuencia de la inflamación crónica asociada con la psoriasis como del estilo de vida y factores genéticos. La hipertensión aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y puede contribuir a la progresión de la aterosclerosis.3
Un enfoque integral
La relación entre la psoriasis y el riesgo cardiovascular nos recuerda que la psoriasis no es sólo una enfermedad de la piel, sino una condición con profundas implicaciones en todo el cuerpo. Para las personas que conviven con psoriasis, es fundamental adoptar un enfoque de cuidado que vaya más allá del tratamiento de los síntomas de la piel y aborde integralmente la salud del corazón.1
La colaboración entre dermatólogos, cardiólogos y otros profesionales de la salud es clave para ofrecer una estrategia de tratamiento que maneje efectivamente ambos aspectos de la salud del paciente.1
Las personas con psoriasis pueden participar activamente en reducir el riesgo cardiovascular:
Evaluaciones cardiovasculares regulares:
Se recomienda realizar estudios de screening para factores de riesgo cardiovascular a todos los pacientes con psoriasis, de forma periódica. Esto incluye el monitoreo de la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre, el perfil lipídico, así como la evaluación de síntomas cardíacos. El objetivo es detectar alteraciones de forma temprana e intervenir para prevenir los eventos cardiovasculares.1 Consultá con tu médico cuál es tu riesgo cardiovascular y qué estudios de screening podrías necesitar.
Cambios de estilo de vida:
Adoptar un estilo de vida saludable es esencial para disminuir el riesgo cardiovascular.1 Cambiar un hábito puede ser muy difícil, ¡no dudes en solicitar ayuda a un profesional de la salud!
Esto incluye:
• Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos enteros, y baja en grasas saturadas y azúcares.1
• El ejercicio regular, de al menos 30 minutos la mayoría de los días de la semana es crucial para disminuir todos los factores de riesgo.1
• Dejar de fumar también es un paso crítico, dado el impacto significativo del tabaquismo en la salud cardiovascular y la severidad de la psoriasis.1
Control de peso:
Mantener un peso saludable es importante, ya que la obesidad puede empeorar tanto la psoriasis como los factores de riesgo cardiovascular.1
Tratamiento médico de la psoriasis:
La adherencia al tratamiento para la psoriasis es fundamental. Algunos tratamientos para la psoriasis, especialmente los medicamentos biológicos, pueden tener un impacto positivo en los marcadores inflamatorios y, potencialmente, en el riesgo cardiovascular.1 Es importante decidir con tu médico las opciones de tratamiento más adecuadas para vos.
En conclusión, al integrar el cuidado de la piel con la salud cardiovascular, podemos ofrecer a los pacientes con psoriasis una ruta hacia una mejor calidad de vida y un futuro más saludable.
Referencias:
1. González-Gay, M. A., González-Vela, C., &Gonzáles-Juanatey, C. (2012). Psoriasis: una enfermedad cutánea relacionada con riesgo
cardiovascular elevado. Actas Dermo-Sifiliográficas, 103(7), 595-598. doi:10.1016/j.ad.2012.01.006
2. Puig, L. (2017). Cardiometabolic Comorbidities in Psoriasis and Psoriatic Arthritis. International journal of molecular sciences, 19(1), 58.
doi.org/10.3390/ijms19010058
3. Masson, W., Lobo, M., & Molinero, G. (2020). Psoriasis and Cardiovascular Risk: A Comprehensive Review. Advances in therapy. 37(5),
2017-2033. Doi.org/10.1007/s12325-02001346-6